A la mañana siguiente entró en el cuarto de puntillas, como pretendiendo que no me despertase de forma demasiado brusca. Me besó en la frente con delicadeza y su olor a nicotina se me metió hasta en las cejas. La busqué con las maños pero ella huía revoltosa y jugueteando, como retozándose ante mi incapacidad matinal de ver con claridad.
-Ahora no, querido. Es hora de que marches a trabajar si no quieres que el trabajo se acumule
-¿Y si finjo enfermedad? Una mañana sin ir tampoco me va a saber a indecencia.
-¡Ya lo creo que sí! Tú debes de ir sin romper el hilo de la cotidianidad. Sabes de antemano que si rompemos ese hilo, terminaremos por volvernos adictos de la vida, unos ninfómanos que no saben dónde está el límite de la excitación y de lo ordinario –repuso ella, acariciando mi rostro con ambas manos-. Yo seguiré esperándote aquí, como siempre. Te prepararé una cena digna de un rey y tú pensarás que todo va bien. Nos acostaremos como cada noche, de nuevo, y a la mañana siguiente todo volverá a recomenzar.
-¿No nos sentiremos acaso cierto día cansados de toda esta secuencia infinita que parece nunca terminar? –inquirió yo, algo aterrado.
-¡Por supuesto que no, querido Dmitry! La seguridad de tener un buen plato, un buen empleo y una mujer que te dé lo que quieres al fin del día le es suficiente al hombre para sentirse lleno como el que más. Siéntete dichoso con todo esto, ya que pocos como tú disfrutan de algo así.
Asentí levemente para darla por complacida, pero dentro de mí todavía había una espina incrustada que me impedía respirar como antaño.
10 comentarios:
La felicidad cada uno la encuentra a su manera. Aunque esa espinita a mí me da que algo no va bien en Dmitri.
Una bolsita llena de sugus de frambuesa.
Bonita historia. Sigue así :)
¡Un besazo!
Me encantó como siempre :) Por cierto, ¡feliz cumpleaños, pásala muy lindo! Un abrazote.
Muy pocos la disfrutan. Y creo que Dmitri no lo hace eh:)
Quizá ese consuelo de seguridad que ella le ofrece,no le compense ... quizá no se sienta dichoso,solo feliz ... a ratitos.
Un beso muy fuerte preciosa.
Cada día que te leo abro más la boca, tano que un día me va a llegar al suelo. Brillante, querida.
Precioso relato sobre la cotidianidad del amor y de la vida
la foto, hoy me quedo con la foto
No pasa nada por el retraso, así yo creo que estábamos todos aún más ansiosos por leerte de nuevo :)
Me encanta la primera parte, me imagino cómo ella entra en el cuarto, y con qué delicadeza lo despierta ;) y tiene razón... yo cuanto más tiempo me quedo en casa por enfermedad o por vacaciones, luego más cuesta volver a la rutina! :)
un besito grande, Dafne.
Ostras, ¡yo echaba a correr ya mismo!
(cosquillas para
tu nariz, bonica)
No hay problema, nosotros sarbemos esperarle.
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