domingo, 15 de diciembre de 2013

Alter Friedhof in Neuburg



Sus pensamientos apenas le permitían leer. Si comenzaba un párrafo, allí estaba el recuerdo, terco e incansable. Incluso al anudarse los zapatos o cuando se despertaba en mitad de la noche, empapada en sudor y acurrucada sobre sí misma por los cólicos que el alcohol le provocaba, allí anidaba el pasado, turbio como el agua de río que arrastra arenisca. Y yo la veía tiritar, como un animal extraviado, con parálisis del sueño que rayaban la locura y que le hacían buscar el calor de la almohada. Calor propio. Ni siquiera el canto de los pájaros al día siguiente conseguía calmarla. Se resguardaba en el silencio de un desayuno demasiado copioso para tan poco cuerpo. Cuerpo roto y desahuciado. Porque el alma había huido, o acaso la habían echado.

Ringsum ist Felseneinsamkeit.
Des Todes bleiche Blumen schauern

domingo, 1 de diciembre de 2013

We grow steady as the morning



Creo que no pensamos en lo que realmente importaba. En si aquella era la vida con la que habíamos soñado tanto tiempo, si habitábamos la fábrica de ilusiones que se alimenta de mitos callejeros.  Si nos atrevíamos a ver algo, era a través del cristal empañado de un tren en funcionamiento. Con las manos frías y las venas calientes. Había miedo en los poros de nuestra piel, miedo de que un ayer se convirtiese en un hace siglos. Y qué nos queda si no recuerdos.