La verdad que los ojos de mi amor conservan no es sino la certeza de un sol que se enerva cuando el oscuro hálito de la noche amarga los cerezos. He paseado delante de nichos sin nombre cuya piedra ha sido estropeada por el paso del tiempo. Ni los muertos se salvan. Es horrible esto de despertar. Deberíamos fallecer de noche, antes de que el sol nos recuerde que continuará alzándose sin que se lo permitamos, que los oficinistas continuarán cogiendo el metro sin maravillarse con el violeta amanecer que despunta en el horizonte y que la gente continuará dejando que las tumbas sin epitafio perezcan a merced del olvido.
Recomendaciones de la semana:
- Libro: The great Gatsby, de F. Scott Fitzgerald.
- Música: Angeles, de Elliott Smith.
- Película: Never let me go, de Mark Romanek.