domingo, 10 de febrero de 2013

Lovers wrapped in piano strings



Yo los he visto. Juro que los he visto. Bajo las copas de los árboles, con libros entre las manos y labios que nunca se cansan de sonreír. Se miran como extraños y como parientes, pues van a un solo latido y respiran el mismo aire. Y no les importa ser vistos, porque la noche acecha y en la penumbra nadie se molesta en esforzarse por recordar. Con los pies fríos se besan bajo bufandas de lana y mitones empapados, se recorren sin planos y sin tomar atajos.

Yo los he visto, o tal vez no. Quizás solo fueron realidad imaginada, material de relato que nunca dejó el olor a tinta fresca. ¿Acaso importa si alguna vez estuvieron ahí afuera? ¿Si realmente rozaron las suelas de sus zapatos el suelo adoquinado? La no existencia siempre está ahí, nunca nos abandona, sino que permanece eterna y nos brinda alas una y otra vez. Siempre alienta, regala horas de sueño y cuentas atrás.

Yo los he visto. Juro que los he visto. Estaban allí desde el principio. Antes de que los narrase, mucho antes de que yo escribiese estas líneas y de que esta nieve soñada termine por derretirse.