Estamos de aquí a cien pasos, extrañándonos el uno al otro pero notándonos tan conocidos que nos es difícil hacer preguntas no formuladas ya. Nos miramos, y en realidad no encontramos nada que nos sepa a suficiente en las respectivas pupilas, porque todo está ya tan lejano, que sólo sabemos alegar que estamos de aquí a cien pasos.
¿Recuerdas cuando te propuse olvidar lo que estaba por venir? Me miraste extrañado, así que te dije que sólo así podríamos escapar de la jaula opresiva de los recuerdos, ya que daban una especie de calor frígido que terminaba por envenenarnos las ganas de vivir el presente.
¿Recuerdas cuando la luna se sostenía entre el pulgar y el índice de nuestros dedos, cuando hablábamos del arte de eternizar al otoño? Ahora sólo nos queda el ácido recuerdo, y a mí se me desbordan las ganas de –ahora sí- olvidar lo que está por venir y seguir imaginándome que no es cierto aquello de que estamos de aquí a cien pasos, sino a la vuelta de la esquina, junto al otoño que viene y a los que están por llegar.
PD: Siento tardar tanto en actualizar últimamente. Es que nunca encuentro el momento adecuado, lo voy dejando y al final pasa demasiado tiempo del que debería.