miércoles, 5 de diciembre de 2012

Aus Fleisch und Blut



Si te pido que abandones, que dejes de vivir tu vida hasta que volvamos a vernos, que te mantengas intacto y olvides el cruel reclamo del tiempo, ¿te dignarías a hacerlo? Pero la carne se pudre aquí y en el norte. ¿Acaso no cruje ya la hierba seca bajo la suela de nuestros zapatos?

Und in den Nächten fällt die schwere Erde aus allen Sternen in die Einsamkeit

Rilke

domingo, 18 de noviembre de 2012

In diesem Moment waren wir grenzenlos



Por las noches todo es azul melancolía. Porque no hay  momento del día donde me sienta más sola que de noche, cuando el silencio se apoderaba del ambiente y los pensamientos se abalanzan sobre mí como una lluvia de abril que arrastra todo el polvo de las calles. Y afuera los grillos cantan con violines oxidados, el viento mece las hojas perennes y las fuentes lloran sangre. Porque cuando dijiste que te marchabas a capitales de rascacielos grises, nadie te cogió de la manga de la chaqueta para retenerte, nadie se dignó a plantar un tímido beso en la mejilla de los que duran semanas sobre la piel. Habría combatido aquella tormenta eléctrica, gritado como una demente para detener el tren y me habría reído delante de los destinos predefinidos.
“Te saludaré como una madre que despide a su hijo recién levantado y con legañas en los ojos”, comentaste jocosamente. Y yo, confiada de tus palabras, arrastré como pude la pesada maleta, el único burdo recuerdo material que conmigo se venía. Cuando subí al tren, me precipité hasta el primer asiento que encontré, esperando poder divisar algo por las rendijas de los empañados cristales del vagón. Entrecerré los ojos por si la vista me fallaba, pero nada de eso. Tú ya te habías marchado, y no había más que un revisor de tren que deambulaba de un lado a otro del andén.
El gigante de metal se puso en marcha y cogió velocidad, hasta que la estación no fue más que una pequeña mota difusa en el horizonte debido a mi miope visión. Y me pregunté si ya habías subido al coche, si habías arrancado el motor y habías regresado por la misma carretera por la que habíamos venido. En el vagón reinaba un silencio sepulcral, hasta el punto de que me daba miedo respirar demasiado fuerte. Porque tal vez si aguantaba dentro de mí todo ese aire, si no dejaba escapar el dióxido de carbono y no continuaba oxidándome por dentro, el instante quedaría suspendido y el sol nunca volvería a rozar el horizonte. 

domingo, 28 de octubre de 2012

Té con Gavalda

Si obervábamos el vacío que se abría ante nuestros ojos, vendados por el regusto a vino, veíamos la ciudad sueño, que dormitaba bajo la bruma. Brindamos ante la ausencia de la humillación, porque no hay derrotas sin guerras. Pero ahora ven, chapotea aquí conmigo. Agua sucia, pies de cemento y un vinilo sin éxitos que narrar. Porque hoy está el aire denso, la piel destemplada y los naranjos vuelven a la vida. Hay poros sin fondo en los cañones de tu ombligo. Y si el fibrilante brillo de una estrella nos desvela, siempre queda vino de sobra en la nevera. 





Ich wünsche mir, dass irgendwo jemand auf mich wartet. Das ist doch nicht zu viel verlangt.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Geistliche Dämmerung






Pasó horas y horas enfrente de aquel viejo reloj lacado. Acompañaba el arrítmico tic-tac con intermitentes golpes de tacón contra el entarimado del salón. Un salón envuelto en sombras que olía a tinta fresca y papel gastado. Como otra de tantas veces, había olvidado abrir las ventanas para ahuyentar el velo de confinamiento que cubría la sala. Porque si lo hubiera hecho, si hubiese deslizado el cierre de un solo ventanal, el viento húmedo de octubre habría recorrido cada uno de los rincones de la estancia, impregnando de esencia de pino hasta la alfombra de pelo grueso.


Se revolvió incómoda en el sillón, ajustándose la gargantilla de plata, la cual parecía adherirse más de la cuenta a su yugular. Cuanto más próxima se hallaba la manecilla a la cifra esperada, más se le encendían las mejillas, se le aceleraba el pulso y se le secaba el paladar. Comprobó hasta la saciedad que conservaba la carta entre las manos, pues no habría resultado extraño que se hubiese emborronado el nombre del destinatario a causa del sudor que perlaba como arroyos translúcidos por los cauces irregulares de sus palmas. Pero ¿qué era el tiempo sino un mentiroso sin escrúpulos? Y ella, huérfana de un recuerdo desheredado, pues no había nadie que la esperase en el umbral. Solo la obsesión de un momento que nunca llegaría. Porque si había alguien a quien esperaba, era a ella misma.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Three summer days




Me miró de soslayo, torciendo el gesto mientras giraba sobre sus pequeñas bailarinas de charol. Esperaba mi aprobación, pero yo me tragué las palabras y le di otro sorbo al vaso de cristal. Afuera el otoño arrastraba la hojarasca de la acera, llevándose el polvo de un verano donde no hubo más que sudor de trabajo en las viñas, bajo un ardiente sol que tostó nuestras pieles sin contemplación. Y una bolsa de plástico bailaba avenida abajo, mientras ella trastabillaba como una peonza recién lanzada por la alfombra del salón. Llegó un momento en el que el encaje blanco no era más que espuma de mar, porque mis ojos no terminaban de acostumbrarse a la velocidad del cambio. Me acordé de lo bonitas que eran las cúpulas en Viena, de los balcones con tiestos sin flores y de aquel zumo de uvas que nunca llegó a fermentar. Se acercó un poco más y me susurró algo al oído:
─Si no sales conmigo afuera, el cielo besará la tierra sin que nosotros podamos verlo.
Y así fue como las nubes escucharon las palabras de Cecilia y empezó a llover de repente. Al principio despacio, un repiqueteo intermitente que tan solo acariciaba la hierba, pero al rato cayó una tromba con la fuerza de una cascada. Tuve miedo de que nos perforara la piel, pero ella quería ir a por las uvas. Porque si las uvas se echaban a perder, ¿qué sentido tenía todo aquello? 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Mondnacht







Al recibirte me topo con un aliento a vid podrida, ojos de ciénaga y labios agrietados por el frío invierno de mi ausencia. Y comimos pasteles de bizcocho y champán en Cron und Lanz, como preludio de una despedida que siempre está en el borde del paladar. Abusamos de los clásicos bajo la sombra del olmo, porque era así como queríamos escaparnos de la realidad de las fábricas que humean en la gran ciudad.   

Es war, als hätt der Himmel
Die Erde still geküßt,
Daß sie im Blütenschimmer
Von ihm nun träumen müßt.

martes, 31 de julio de 2012

Although our love is waning, let us stand






Cómo tomar unas palabras que se evaporan nada más salir del paladar. Que se precipitaron al vacío en un tiempo que pareció eterno y que aún pesa en la memoria, aunque de manera liviana.  La declaración despojada de convencionalismos que elaboraste hace años ahora no es más que paja seca y rastrojos que pueden ser quemados con el aire de agosto. Porque si pesas en la conciencia, no es más que de manera remota. Si te alías con el sexo opuesto, no eres más que uno de aquellos que quisieron experimentar, que no supieron cómo salir de la cuenta atrás. Y te arrastras así, porque todos necesitamos oír vocales de labios ajenos a lo cotidiano. Porque crees que no hay línea entre lo que es y lo que no, entre lo que se juzga y se entiende.
Y ahora el sentimiento pasado es artificial y desdeñable, como toda la alegría que ya no se respira y que parece no tener fuerza, como el lenguaje cosido que utilizan los amantes en todo el mundo. Lloraría por la decadencia de un estatus, que a una siempre la lacera, ya que caer de semejante altura nunca es fácil. Pero así rehúyo de ti, me libro de lo que te debía. Porque, a fin de cuentas, cuando el rechazo es mutuo, se liberan las ataduras. Con las venas vacías ya no hay sangre con la que firmar. Porque amar nos retrae del mundo, nos lo sirve como una tragicomedia donde la desgracia ajena no es más que un tortuoso giro que preludia la risa y el aplauso de un público irascible y desinteresado. 


And I'm Laura now, and Laura still. And you did always say that one day I would suffer.



Me marcho a Alemania un mes, pero sacaré tiempo para continuar escribiendo. Lo más seguro es que lo haga en mi otro blog: http://poppiesinjune.blogspot.com/. Lo tengo algo abandonado, así que estaría bien darle un poco de vida de nuevo. 

viernes, 6 de julio de 2012

You won’t be able to go to the Lighthouse



Cuando el sueño calma la sed de ti, cuando recorre fronteras y te hace real, breve y sólido. Cuando dejo escapar aire dulce y pesado, irisado como la superficie de la rugosa perla. Lloverá, citaste, no podréis ir al faro. Hacía tiempo de tormenta, llovía la tierra y absorbía el cielo. Tu cuerpo húmedo y tus ojos extraños, vestidos de tiempo y con olor a barro. Caminamos por la orilla pedregosa de un puerto sin nombre, nos mojamos la piel con el salitre de las olas y laceraron los guijarros nuestros tobillos desnudos. ¿Sabe el invierno que no nos acordamos de él? Y, si lo sabe, ¿sabe lo infieles que le somos con el viento del Mediterráneo? Pienso que no te has ido. Que solo te has cambiado de sitio temporalmente para no regresar. Y pierdo la cordura, te busco en las letras mal trazadas que dejaste en una hoja de papel arrugada, en un bote de champú que todavía desprende cierto olor o en una fotografía mal enfocada. Pero no es hasta que el sueño llega, cuando te materializas ante mí y me brindas unos segundos de océano infinito. Y regresamos a aquella costa de tómbolo diminuto, donde nadie se atreve a juzgar si es sueño o realidad. 

miércoles, 20 de junio de 2012

Hyazinthe



A veces las lágrimas acudían al auxilio de un papel que yo no quería interpretar. Y comenzaba con pequeños espasmos regulares, un preludio de llanto algo torpe y humano, que enredaba la realidad como una madeja roja de lana. La noche era fresca y azul y la ventana estaba vacía como una tabla de granito. Me pareció inútil que mis lágrimas supiesen a sal, porque deberían haber sido dulces como el praliné, ya que a nadie le amarga un dulce. Y pensé en toda aquella gente que ya había escuchado antes esa canción y que ya había leído esas mismas líneas. Pensé que habría estado bien hablar con todos ellos, porque había gente fantástica ahí fuera, solo que se escondían tras obras de arte donde había cabida para todos ellos. Porque estaban ahí, respirando, y tenían nombres y vidas que les pertenecían, pero pocas veces me paraba a pensar en ellos. 

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Para todos aquellos atraídos por el mundo de la traducción y de los idiomas, acabo de abrir un blog relacionado con ambos temas: 



¡Os deseo un feliz comienzo del verano!

jueves, 7 de junio de 2012

Eterno regreso



No recuerdo si te he olvidado o si me he olvidado de recordarte. Me reciben las horas de verano, con sudor rancio y domingos que no son domingos. La realidad pesa sobre mis pestañas, que como alas de colibrí entrechocan; aletean bajo la terca humedad, repetidas veces, por si eres tú la figura que deambula a lo lejos. Eres un lipograma sin vocales, que me traba la lengua y me obliga a fingir que no es en ti en quien pienso, sino en la prima de riesgo o en asuntos que pasan de boca en boca y han acabado por perder sabor. Y hay un eterno regreso a los campos en flor sin polen, a las aguas del lago sin guijarros en el fondo, a las noches sin farolillos en el callejón sin nombre. Porque ahora que ya no hay una continuidad, ahora que todo está fragmentado en el hoy y en el mañana, nada va a sacarnos de este desencanto.  

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He estado ocupada gracias a los exámenes, pero ahora que solo me quedan dos (los más flojos, de hecho) tengo en mente algunos proyectos para este verano. Con un poco de suerte los llevaré a cabo y podré ir desvelándolos a lo largo del mes. 
Aquí el calor ya comienza a pegarse a la ropa, algo que detesto. Los mosquitos ya empiezan a hacer bacanales por la noche y tengo la piel llena de picaduras. 

martes, 8 de mayo de 2012

Mayo de compota





No alcanzo la ciruela del árbol, la que más alta se encuentra y su pulpa más podrida se halla. Las lluvias de abril la tocan primero, la bendicen bajo la atenta mirada que mana del torcido y viejo ciruelo. No se moja la tierra, empero, sino que apenas enmudece cuando la fría resina sale a su encuentro. Y las nubes, como monstruos de papel y hielo, se deshacen entre los entresijos de mis dedos. Ya no hay orquídeas que deshojar en la explanada del descuidado jardín, ni hormigas locas que hasta en sueños vi. No se esfuerzan los pájaros por agradar a su fiel audiencia, ni que decir tiene que el arte se halla en decadencia. La pruna que ella mastica se convierte en piel rota entre los dientes y zumo de fruta marchita. Y él, algo ajeno y contrariado, observa cómo el reguero mancha la comisura de su labio.  El ridículo encuentro entre los dos se ha vuelto insípido y circular, nada en esta húmeda estación parece cambiar. 


So on a summer's day,
Waves collect, overbalance,
And fall;
Collect and fall;
And the whole world seems to be saying
"That is all"

Recomendaciones de la semana:
  • Libro: Is that a fish in your ear?, de David Bellos.
  • Película: Mi vida sin mí, de Isabel Coixet.
  • Música: October trees, de Ron Pope. 







viernes, 27 de abril de 2012

Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde



Abrigos enlazados por Galeriestraße. Poco importaba encontrarnos a quilómetros de distancia de donde habíamos abierto los ojos por primera vez. Allí estábamos, respirando un viento más frío y más húmedo, escuchando voces extranjeras en sintonía con tu piel erizada. Bebimos bajo la atenta mirada de las flores de invierno, deambulamos entre epitafios y tumbas derruidas por el paso del tiempo, recitamos a un Georg Trakl intacto y vívido. Y si dormíamos, era pierna contra pierna, sobre el cofre de tu pecho. Sosegado y tierno te mecías bajo el árbol desvestido de su traje primaveral. Y los hermanos del gorrión español canturreaban bajo la bóveda celeste. Servirnos de la pobre y menguante memoria es un legado cruel, un estigma de la fecha de caducidad de nuestras almas. El incesante arrullo de las agitadas aguas del Isar prorrumpía como un constante parloteo en nuestros oídos. Pero las voces se apagaban una vez poníamos un pie en el Jardín Inglés, donde las vastas extensiones de hierba parecían proclamar que no había barreras ni obstáculos. Lo marchito nunca se empieza o acaba. El mundo ha fallecido entre nuestras manos sin apenas cerrar los puños. 

Laß uns vergessen, daß es eine Zeit gibt und zähle die Lebenstage nicht.

Recomendaciones de la semana:
  • Libro: Zonas húmedas, de Roche Charlotte.
  • Película: La belle personne, de Christophe Honoré. 
  • Música: Somebody that I used to know, de Gotye. 

lunes, 16 de abril de 2012

Take hold on the loam





Los agrestes paisajes se alternaban de vez en cuando con vastos y artificiales prados esmeralda, trayendo a la memoria la Inglaterra de Millet. Mis rubicundas piernas enfundadas en un vaquero desgastado se abrían y cerraban como unos alicates oxidados. Todavía no había aprendido a amar aquellas tierras baldías bajo emblema forjado con años de historia fútil. Y no sabía, por no saber, quién había dispuesto aquellos chopos desnudos sobre las turbias aguas del embalse. Mientras tanto, esponjosas nubes consagraban un cielo azul divino sin ningún dios posible que albergar.Hay gorriones que se mueren de frío en medio de la constante pernoctación. Y solo así, con alas atrofiadas se puede volar un firmamento impedido de su luz. ¿Vas a regresar en mitad de la tormenta palpable o aguardarás hasta que el macilento sueño acuda a mis párpados?

Recomendaciones de la semana:
  • Libro: Lolita, de Nabokov.
  • Película: Barry Lyndon, de Stanley Kubrik
  • Música: Isolation, de Joy Division.

lunes, 26 de marzo de 2012

De Hans, para Therese






La húmeda y temprana lluvia empapa nuestros labios como los del joven Elis fueron bañados con el agua del roquedal. El repiquetear de las campanas y el tenue vendaval enternece nuestro aliento, cansado de provenir de unos pulmones calcinados. Junto a la abundante hiedra del desnudo árbol, un elegante cuervo grazna sobre el ángel de mármol. Y el musgo, que todo lo enferma y embellece a su paso, también cubre nuestros párpados y nuestra lengua; nos impide pronunciar nuestros nombres, porque de nada sirven esos vocablos sin epitafio que los acompañe. Es imposible no sucumbir al retumbante silencio alojado en este mausoleo abierto, del mismo modo que no podemos cerrar los dedos sin que las falanges nos crujan como goznes bajo nuestra entumecida y mortecina piel. Las corintias columnas que enmarcan esa sepultura no consiguen ocultar la enfermiza soledad de una carne ya inexistente. Ni siquiera el plomizo cielo que se cierne sobre este viejo cementerio sabe reflejar muy bien de qué viven los muertos.


Acabo de regresar de un bonito viaje a Múnich, donde el Alter Südlicher Friedhof (antiguo cementerio del sur) me ha brindado inspiración suficiente como para escribir líneas y líneas sobre esta ciudad tan encantadora. Las postales de la primera fotografía las compré en un establecimiento donde vendían correspondencia escrita por otras personas. Una de ellas va dedicada a una tal Therese, de un tal Hans desde Augsburg. La de historias que se habrá montado mi mente con esa pareja, los cuales quizás ya habrán fallecido.

Recomendaciones de la semana:

  • Libro: La muerte en Venecia, de Thomas Mann.
  • Película: The reader, de Stephen Daldry.
  • Música: Matty Groves, de Fairport Convention.


martes, 6 de marzo de 2012

O, wie lange bist, Elis, du verstorben




Yo sé que no había fantasmas en aquella casa. O si los había, es que quizás eran reflejos de un olvido ya absuelto de todo pecado. Aquella incertidumbre descosida de si alguien languidecía sobre las sábanas celestes o si nos desnudábamos sobre el felpudo de la entrada. Y andar desnudos por si por alguna de aquellas la muerte nos asaltaba mientras cruzábamos el umbral de la puerta. Todo era tan leve en aquella casa, que gritar habría parecido descortés. Quizás no estábamos marchitos o derrengados, pero la sangre ya comenzaba a palpitar con menos fuerza, como con miedo a reventar los vasos que las contenían. Y afuera, mientras, los coches con bocinas, los rostros sin facciones y la gris ciudad que respiraba con la dificultad de un gran gigante con pies de cemento. Había una artificial búsqueda de encontrarnos a nosotros mismos entre aquel maremágnum de olas de fuerza imperturbable. Salir al rellano habría sido como andar sobre guijarros de plata, observar el rosicler cielo de mañana habría resultado tan cruel y fatídico como poner un hierro incandescente sobre las pupilas. Pero la promesa de una sonrisa espontánea siempre aguarda latente en los rincones del pasillo que, yo no sé si estarán llenos de fantasmas, pero son como nidos de cuervo.


Recomendaciones de la semana:

  • Literatura: Georg Trakl.
  • Música: Johnny Flynn.
  • Película: Good Bye, Lenin!, de Wolfgang Becker.

domingo, 26 de febrero de 2012

"El deseo de morir es rey"




La verdad que los ojos de mi amor conservan no es sino la certeza de un sol que se enerva cuando el oscuro hálito de la noche amarga los cerezos. He paseado delante de nichos sin nombre cuya piedra ha sido estropeada por el paso del tiempo. Ni los muertos se salvan. Es horrible esto de despertar. Deberíamos fallecer de noche, antes de que el sol nos recuerde que continuará alzándose sin que se lo permitamos, que los oficinistas continuarán cogiendo el metro sin maravillarse con el violeta amanecer que despunta en el horizonte y que la gente continuará dejando que las tumbas sin epitafio perezcan a merced del olvido.


Recomendaciones de la semana:

  • Libro: The great Gatsby, de F. Scott Fitzgerald.
  • Música: Angeles, de Elliott Smith.
  • Película: Never let me go, de Mark Romanek.

domingo, 12 de febrero de 2012

"pasan años que ahuyentan a pequeños años"

(Laura Marling en Buenos Aires)

Conocíamos cómo los ruiseñores tocaban sonatas antes de que el alba se colase por los entresijos de la persiana. Cada palmo de aquella casa, cada mota de polvo avistable y cada una de las flores que habitaban el invernadero. Recuerdo que era verano porque las rosas comenzaban a secarse, y te ofreciste a ponerlas en un jarrón con agua. “Si han de morir, al menos que estén un par de días bonitas como ningunas”, afirmaste con total convicción. Pero tú en el fondo languidecías, al ver que pronto se morirían. Te eché una carrera hasta el río. Allí donde la putrefacción y la muerte no alcanzan, donde nada es sino un reflejo que evoca el perfecto reflejo de la juventud narcisista que permanece bajo nuestros labios. Tus labios, aquellos que todavía conservaban el rubor de una primavera perezosa de oso pardo. La corriente que nos llevaba, que nos engullía como pequeños insectos; a la deriva y sin más ganas de nadar que las de verte sonreír mientras me salpicabas. El viento acariciaba tus bajos hombros y yo cerraba los ojos. “Vamos a vivir”, me dije. “Vamos a vivir hasta que se nos sequen los dedos de los pies. Hasta que ya no seamos bonitos y el agua no nos siga alimentando”.



Recomendaciones de la semana:

  • Libro: Invisible, de Paul Auster.
  • Música: Blackberry stone, de Laura Marling.
  • Película: One day.

sábado, 4 de febrero de 2012

Der Geschmack von Apfelkernen

(Plaza Staromestske en Praga)

Y hoy el cielo está un poco más nublado y las aguas un poco más turbias. Oigo chillar al viento y el motor de los autobuses al pasar. Día tras día, noche tras noche, todo parece sumirse en un otoño gris como el fieltro de mi vieja chaqueta. Mientras tanto, mis pensamientos galopan inquietos entre tormentas de duda que bien podrían servir a Leandro de escena para sus frecuentadas visitas a Hero.
Mi inocencia se pierde por las esquinas de la ciudad, languidece por la suela de mis zapatos. Sé que me marchito, así que báilame el preludio de la muerte y olvídate de traer ramilletes el día de mi funeral. Y hoy, no podría ser más claro que es invierno.


Recomendaciones de la semana:

  • Libro: On Chesil Beach, de Ian McEwan.
  • Música: Dark Paradise, de Lana Del Rey.
  • Película: Buffalo 66, de Vincent Gallo.
Después de semanas bajo presión estudiantil, vuelvo con más ganas que nunca de reavivar este pequeño rincón. Me he propuesto actualizar cada semana, incluyendo recomendaciones sobre un libro, una canción y una película que, desde mi humilde punto de vista, merecen la pena.

domingo, 22 de enero de 2012

Mir ist kalt


Y es frío lo que cristaliza en esquirlas esta indisoluble realidad. Es frío lo que conserva un beso así en todas sus propiedades. Pídele al invierno que no deje que la vida se nos caduque. Give me some precious time, lieber Winter.


Green virgins, consecrating limb and lip . To chastity's service: like prophets, like preachers. They descant on the serene and seraphic beauty.