lunes, 21 de diciembre de 2009

Northern sky














Las personas siempre tienen prisa. De alguna forma u otra, van corriendo hacia todas partes con la prisa pisándoles los talones. Y en realidad quizás estaba bien. Eso de mantenerte ocupado porque siempre tienes hacia dónde ir. A mí no se me ocurría un solo lugar en el mundo al que escapar. Creo que es porque cuando se te rompe la vida, o alguien te la roba, pesa más de transportar al estar herida o ser inexistente, así que algo te ata al lugar donde la viste por última vez. Como cuando pierdes algo, y te quedas a buscarlo, teniendo a veces la firme convicción de que no vas a volver a verlo
Y tú eras mi Norte. Ahora tengo una brújula inservible y estropeada, que no sabe hacia dónde mirar.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Seaside

A veces damos las cosas por sentadas, creemos que las vigilamos desde nuestro faro en la bahía. Avistamos a los náufragos a la deriva, los observamos de lejos, con la convicción de que van a terminar estrellándose contra las rocas si no intentamos evitar que acaben precipitándose contra los salientes. Pero a veces no los vemos a tiempo, y nuestra luz no es capaz de llegar a las pupilas del extraviado.
Y hace frío, demasiado frío como para girar la vista y pronunciar un solo adiós con el reflejo de las pupilas al navío descarrilado de las vías ferroviarias del océano.



Te has chocado con mi propia bahía de imprevisto y sopetón, y aun así, creo que ni siquiera sería capaz de decirte un simple adiós.