Hay que huir de aquí antes de que la tierra termine por lamer nuestra sangre. Poco a poco, a tientas, adentrándonos en un bosque donde las extremidades de los árboles nos engañan sobre el tiempo. Y sin vernos, como autómatas de engranajes averiados, nos bamboleamos de un lugar a otro sin tener muy claro el punto de partida ni la meta que debemos de alcanzar. Pero yo me desangro, y tú también. Y los dos sabemos que hay que huir de esta tierra del infierno antes de que las rocas erosionen nuestros tobillos y ya no podamos correr. Nos amedrentamos del crujir de la hojarasca que machacamos con nuestros pies y nos mareamos con el fuerte olor a pino que empapa nuestros cuellos.
jueves, 13 de octubre de 2011
Try to meet me on the equinox
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