viernes, 27 de noviembre de 2009

El cielo se ha incendiado












-Aquí no nieva –suspiré.
-¿Y? Hace frío, y es lo que importa.
-No, porque al frío no se le palpa, sino que simplemente se siente. Así que no podemos fotografiar escenas con la nieve en la ropa de lana, ni con copos enzarzados en el pelo –le respondí mientras jugaba con la manga del pulóver.
-Vaya. Pues fíjate que ahora mismo huelo el frío por todas partes, y la sensación de que está a punto de nevar pero que en el fondo sabes que jamás va a hacerlo.
-¿Y es acaso eso bonito? –inquirí.
-Mucho. Porque el día que nieve, será la primera vez, y las primeras veces no suelen ser las mejores, pero en este caso creo que se hará una excepción. Y si no lo hace, pues nos habremos quedado con la ilusión de que iba a hacerlo algún día, cosa que si ocurre siempre, se da por sentada. ¿A ti te gustan las cosas que se dan por sentadas?
-No, casi nada.
-Ya, a mí tampoco. A nadie le gustan las cosas que se dan por sentadas. No tienen valor alguno.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Comptine d'un autre été















-¿Sabes de ese tipo de personas que sonríen en cuanto las miras? Suelen oler a jabón de pastilla, con unos matices a limpio inconfundibles. Las uñas las llevan bien recortadas, en su medida correcta, ni muy largas ni muy cortas. Tararean “Comptine d'un autre été” antes de dormir, al mismo tiempo que cuentan el número de estrellas que oscilan en el firmamento.
Pero, ¿sabes qué es lo mejor de ese tipo de personas que sonríen en cuanto las miras? Que mientras el resto de mortales caminan hacia alguna y a la vez ninguna parte, entre los rostros grises de la globalización, entre las marañas de humo de toda esta constante evolución y los gritos ahogados que se perpetuan por los nuevos casos de depresión, ellos van maravillándose con cada hoja de árbol caído, con el reflejo de sus sonrisas en el cristal del metro y la sensación del frío cortándoles los labios. Porque viven, desgajan cada segundo para exprimirlo al cien por cien, para tomarse de un trago el vaso de zumo y sentirse rebosantes de ganas de comerse el mundo y endulzarse de vitamina C.