Porque la vida era un inmenso acantilado sin bordes delimitados. Y a veces caías tú solo, otras veces caías junto a mí, pero siempre era un sempiterno descenso sin cuerdas. Querernos siempre en momentos alternativos. Cuando estabas enfermo y cuando te marchabas a Canadá, a mí me mordía la pena, y si no era la pena eran las arañas que tejían sin cesar. Escribir del revés todo por desordenar la rutina de la expresión. Besarte la nariz cuando estamos en pleno invierno. Porque observarse con gafas de miope era mejor, siempre y cuando no tenía ganas de percatarme de ti. Las cámaras siempre en enfoque manual, porque desenfocar el panorama te hacía sentirte más fuerte. ¡Ya no hay puntos claros que enfocar! Y así iba todo, como un inmenso acantilado sin fin por el que todo el mundo baja pero nadie tiende a subir.
14 comentarios:
Tal vez allí abajo se estaba mejor que arriba, vete tú a saber.
(Me encantan los besos en la nariz)
Un muá(h) y un sugu de cereza!
^^ una gran sonrisa; he dicho que eres muy tierna, y aqui lo compruebo.
Demian.. es por aquel libro, me encanta, homenaje, como la mayoria de los nombres que forman mi historia.
cuidate mucho, un abrazo, preciosa.
Me encanta la metáfora del acantilado^^
¡Un besazo!
A mi también me gusta besar sú nariz, y si es en pleno invierno, notar ese dulce frío que transmite. :)
me encanta tu cabecera!
Alomejor MeryC tiene razón y ahí abajo se esta mejor de hay que nadie tienda a subir! ^_^ By the way seguro que era emocionante caer por el..
Un Abracito con Besito incluido! ^_^
La vida, tal cual :)
siempre se puede saltar ese acantilado de la mano de alguien :)
Waw:) es precioso!
Un texto que rebosa de sencillez y elegencia... el cóctail ferfecto para crear una sincera línea.
Dafne, me difuminado un foco (he desaparecido) y me he puesto un sombrero... creo que del antiguo yo, un maldito detergente no queda mucho ya jaja, te invito a leer en mi nueva casa
att. exDonLimpio
Todos navegamos
en el mar de la vida,
me gustó pasear por tu sitio
me gustan las cosas que te muerden fuerte y no te sueltan, aunque sean la pena.
(un pajarito
de metal)
Amiga, y salpicamos demasiada agua del vaso donde nos ahogamos...
Saludos y un abrazo.
Los acantilados me evocan la metáfora del choque violento de dos mundos contrapuestos, me atraen.
Saludos.
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