viernes, 13 de febrero de 2009

Enfermizamente adorable


Te diría que me molesta, que las entrañas se me corroen con sustancias químicas y las frotan con estropajo hasta la saciedad, que esto se ha caducado y no encuentro la etiqueta que me lo afirme y me lo deje claro, que en diminutos trozos de hemoglobina la sangre se me ha cristalizado.
Y contando con que mañana es fecha de almas difuntas, hoy noto como si mi aliento se fuera también, y no necesito que se me plante un chaval con máscara y cuchillo, como para quedarme lívida y que la espalda sea carretera de un dichoso escalofrío.
Porque para decirte eso, quebrarme el cerebro todo el mediodía, para que se quede en una simple palabra monosílaba, para eso, mantengo conversación con la suela de mis zapatos. Les digo lo que pienso sobre este período virulento (¿o acaso no es verdad?), les suelto mil pasiones, cien palabras y me pongo a llorarle a la almohada un ratito más.
Por tener miedo, me provoca turbación tener que cerrar los ojos para verte como quiero. Y el calor (congelado), de ayer, es frío de hoy y de mañana. Porque, cariño, que te has dejado la ventana abierta, y no hay manera de cerrarla.
Maldito genocidio de porqués y de razones, no alcanzo a salvarlos todos de una y recopilarlos en una cajita como hago con tus textos. No soy dura, soy más frágil que un trocito de algodón; eso me repatea, aunque parezca que no.

Dios… ¡Debería estar enfadada! Pero me temo mucho que hoy, como otros tantos días, mi mente habla, y mi boca calla.

3 comentarios:

Dara dijo...

Las ventanas abiertas se cierran solas si decides dejar de intentar cerrarlas. Son así de brujas.


Un miau frío

marta dijo...

Un nudo en la garganta :)

Lasarshe dijo...

"mi mente habla y mi boca calla"
Eso lo dice todo y explica a la perfección como nos sentimos todos más de una vez.

Un beso (: