lunes, 3 de marzo de 2014

Plan de huida




"El alma de un enamorado huele a cuarto cerrado de enfermo, a atmósfera confinada, nutrida por los pulmones mismos que van a respirarla".




La atemorizaba apagarse entre tanta oscuridad cerrada. De consumirse antes de la cuenta, de no ver todos aquellos lugares de los que tanto había oído hablar. Quedarse en un prefacio sin continuación, como la llama de una vela que no llega a quemar el dedo que pasa, como un invierno que apenas enfría y unos copos de nieve que se derriten antes de cuajar. Quería proseguir viajando, alejándose del desgaste que la monotonía infringía en ella. Quién le garantizaba que aquellos pulmones, con tanta sed de vida, no se cansarían algún día de respirar. Hay, al fin y al cabo, un eterno desencanto que invalida la ilusión futura, un regreso incansable hacia el punto de partida. 


3 comentarios:

Nahuel dijo...

hermoso y evocador. Y el poco de nostálgico que siempre te acompaña.

Saludos, Nahuel

Mery Coda dijo...

A mí también me da miedo quedarme a medias y no poder seguir avanzando.

(sonrisa de elefante)

Macarena Baquero Masáts dijo...

La incansable búsqueda de ese algo especial.

Besos y abrazos