lunes, 5 de abril de 2010

¿Te cuento un secreto?








Qué bonita aquella frase de: “¿Quieres que te cuente un secreto?” Nimiedad donde las haya, ¿a quién no le gusta escuchar algo que sabe a miel y que ha permanecido en una vereda privada? Y, desde luego, lo mejor de todo es apilarlos en infinitas columnas como si de libros se tratasen. Coleccionarlos por orden alfabético y por fecha de caducidad –todos terminan por agriarse al fenecer en boca de otras personas o cuando la tierra se los traga-.

Los viernes por la tarde suelo mirarlos para ver si siguen bien. Que se me salta el oxígeno, me vuelvo ojiplática (como hablándoles a través de los ojos), con las manos torpes sin saber a cuál acariciar con recelo de que no me lo descubran, manteniendo una cruel indiferencia hacia el resto de personas que ni siquiera denotan un ínfimo interés por desvalijármelos.

Y mientras uno lanza plegarias al cielo, yo se las lanzo al secreto número doce empezando por la derecha. El no decirlo en voz alta para que no me escuchen hace que éste se revuelva incómodo en la estantería, que yo sé que tiene ganas de salir desde hace tiempo, pero me niego en rotundo.

He ahí la peor parte de los secretos, que a veces se debaten por salir a la superficie. Discurrir río abajo, por el caudal de las confesiones, y desembocar en el mar de “lo ya sabido”, donde todo sabe a célebre, y el dulzor se ha quedado en las piedras del camino. Y ya lo decía el refrán: por la boca muere el pez (y los secretos).

13 comentarios:

José Luis López Recio dijo...

Bonita y emotiva entrada. Me has hecho recordar todos los cuentos que leí siendo niño.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Generalmente cuando alguien me hace esa pregunta, le respondo que no. Y si la persona insiste en contarmela, la guardo en la mente con tres candados, dicho en otras palabras ni me acuerdo de ella. Hay un dicho que dice mas o menos asi: Quien nada sabe, nada teme.

saqysay dijo...

Ufs!
Secretos inconfesables/tengo muchos/que me han confesado amigos/En especial mi amigo de adolescencia/Su convivencia con su actual pareja anda en altos y en bajos/Pero como dicen en problemas de esos/mejor no ser parte.

Yo sé muy bien/por qué son/pero como soy una tumba/que jamas dirá nada/a menos que los protagonistas decidan que yo lo confiese.
Buen texto, te felicito.

Cariños por siempre!

Azul dijo...

Yo colecciono los secretos de mis amigos. Sé que no soy el único en saber varios de ellos, pero aún así los atesoro. Y no sé por qué me los dicen, yo ni los pido ni ellos me los ofrecen, simplemente los dicen.

Anónimo dijo...

Queria "ojiplática" amiga :))

Los secretos dejan de serlo en cuanto se comparten... al menos así lo he creído siempre. Yo tengo secretos, pero lo son porque nadie los conoce... ni los conocerá.

BE-SA-ZOS

Vilma dijo...

Qué ganas de que alguien me venga con eso del secreto. Creo que últimamente pocos confían en mí. O tal vez dan por hecho que soy una tumba, no?

Besos. Ojalá fuera tan fácil más azucar en el café para cortar con el pesimismo, jaja!

VIL

marta dijo...

¡Pero es tan agradable tener secretos! Yo me estoy aficionando a coleccionarlos, secretos personales, por supuesto, nada de los típicos que van de boca en boca y sólo tratan de terceras personas.
Qué bonita entrada, Laura, me ha encantado.
Saludos para el secreto nº12 empezando por la derecha
y un beso MUYGRANDE para ti ;)

Nati Jota dijo...

Vuelvo. Te mando un saludo. Y en respuesta al comentario en mi blog, tenés suerte de que allá vaya a empezar el verano. Aunque creo que al invierno estoy logrando encontrarle gustito.

Besos !

Anónimo dijo...

Los Secretos... muchas veces necesitamos contarlos pero solemos equivocarnos de receptor. Camuflarlos en nuestros escritos nos hará sentir mejor porqué nadie busca secretos donde todos miran.

Un Abrazo :)

Diario de un PEaton dijo...

Tu siempre me haces pensar que mujeres como tu, no exiten a diario, eres muy buena en lo que haces y aunque tengo cierto contacto contigo, debo de decir que no es el mismo que se pide cuando yo se que vales mucho.
Muchos secretos, digo que es el pie que nos lleva al camino de las travesura , al regocego de las emociones extraordinarias que sentimos y que nos hace sentir bastante dichosos y unicos.
Sludos, chavala...

Betzabé dijo...

A veces, aunque los secretos se las ingenien lo suficientemente bien para salir, logramos atraparlos cuando van por el alféizar de la ventana para que no se den a conocer.

Porque a veces no tenemos miedo de que escapen, sino de lo que los otros pensarán de ellos. ¿Cómo nos sentiríamos si trataran mal a uno solo de ellos?

Besos, guapa. Lindo como siempre. Y muy inteligente.

Hollie A. Deschanel dijo...

Los secretos están para ser eso, secretos.

¡Beso! Te invito a mi blog :)

Dara dijo...

A mí me da tristeza coleccionar secretos porque sé que a ellos les encanta salir a jugar al parque de vez en cuando. Eso sí, en bajito, para que no los escuche nadie.


te presto una sonrisa,
señorita :)