Le gustaba el invierno. Bueno, para ser sinceros, le encantaba. Ella era una chica de baños calientes a las tantas de la noche, de palabras congeladas de las que cortan como cuchillas y montones de esas cajas vacías envueltas con papeles preciosos que te hacen sonreír. Porque uno siempre cree que lo mejor de los regalos es el embalaje, ya que cuando sabes de qué se trata, no tiene tanta emoción. ¿Por qué no aplicar tan sencilla ecuación a la vida real?
Las expectativas de futuro son tan dulces que provocan que montes tus propios castillos de naipes a base de nata y turrón. Pero, por muy trágico que resulte al oído, siempre terminan derrumbándose al más mínimo soplo proveniente del norte.
Estaban fundamentadas en algo tan vacío e inmaterial que ni se concibe a la imaginación.
Y a nadie le gusta tener un montón de cartas desparramadas sobre la mesa del salón. Es como que te miran de reojo, reprochándote que están ahí sin que tú hagas nada, porque ni siquiera te atreves a mover un dedo. No sabes si dejarlas o ir recogiéndolas una a una y guardarlas en la caja. Guardarlas para que tras años de olvido te vuelvan a la mente y comiences de nuevo a pensar que estaría bien verlas apiladas una sobre otra, por enésima vez.
Y retornamos al punto inicial, volvemos a dejar el invierno atrás y lo volvemos a retomar. No queremos saber nada de él hasta que cierto día el frío vuelve a posarse en los labios y nos inundan las ganas de hacer muñecos de nieve, de sentir la nieve en la piel y tomar chocolates calientes al lado del radiador.
Las expectativas de futuro son tan dulces que provocan que montes tus propios castillos de naipes a base de nata y turrón. Pero, por muy trágico que resulte al oído, siempre terminan derrumbándose al más mínimo soplo proveniente del norte.
Estaban fundamentadas en algo tan vacío e inmaterial que ni se concibe a la imaginación.
Y a nadie le gusta tener un montón de cartas desparramadas sobre la mesa del salón. Es como que te miran de reojo, reprochándote que están ahí sin que tú hagas nada, porque ni siquiera te atreves a mover un dedo. No sabes si dejarlas o ir recogiéndolas una a una y guardarlas en la caja. Guardarlas para que tras años de olvido te vuelvan a la mente y comiences de nuevo a pensar que estaría bien verlas apiladas una sobre otra, por enésima vez.
Y retornamos al punto inicial, volvemos a dejar el invierno atrás y lo volvemos a retomar. No queremos saber nada de él hasta que cierto día el frío vuelve a posarse en los labios y nos inundan las ganas de hacer muñecos de nieve, de sentir la nieve en la piel y tomar chocolates calientes al lado del radiador.
12 comentarios:
Baños y chocolate caliente, sí. Castillos de naipes, no, gracias.
Leerte... siempre.
Besos.
Sí, nos cansamos de las cosas en cuanto resultan monótonas... y luego, cuando por fin se van, a los pocos instantes las echamos de menos, como el invierno...
Muchos besos, Dafne:
V
extraño pero grato texto
como que fueron dos historias en una y se cruzaban
como que cuando alguien te cuenta algo y entre medio cambia el tema sin darte cuenta, sigues escuchando y despues vuelve al inicio del tema
extraña sensación medio su texto
saludos!
aquí no tenemos nieve, solo neblina y lluvia a penas, aún así amo el invierno, es más, lo estoy extrañando.
Y vuelves a hacer un castillo de naipes que se va a volver a caer.
Jo, ahora me ha entrado mono de tomar Nesquick calentito al lado de la estufa.
¡Beso!
Es que el frío a veces, es el papel de regalo de un calor existencial.
Saluditos, Dafne.
Chocolateee....mmmmm
Chocolatee.....mmmm
Chocolate.....mmm
Chocolate....pffff
Chocolate... (:S)
Helados.......mmmmm
Helados.....mmmm
Helados....mmm
Helados....pffff
Helados... (:S)
Chocolate....mmmmm xD
Me encanta tanto como escribes, trasmite los sentimientos correctos, decia un Sabines que cuando uno escribe, normalmente puede transmitir la tristesa, porque todos tenemos ese afan por la tristesa, pero muy pocas veces se transmite la vitalidad, la alegria, la amabilidad, la paciencia de artesana que tienes al escribir.
Me Ha gustado mucho.
cuidate, y sigue asi.
El invierno tiene muchas cosas lindas. Dormir en invierno es un placer. Poder taparte hasta la nariz, acostarte y sentirte calentito, sensacion que no gozaste en todo el dia.
El verano esta bueno por las actividades, por las vacaciones, por el mar, por gesell (en mi caso). Sin embargo no hay ningun placer que se intensifique, como dormir, si no que surgen nuevos.
En verano dormis y te cagas de calor y te lo fumas. Ademas el amor nace en invierno. Por mas que todos sueñan amores al lado del mar, eso es para los ilusos. El amor nace en invierno. Lo firmo.
A mí no me gustan las cartas ni los castillos. Me dan frío y un poco de viento, como miedo a que se vayan o se desplomen sin avisar. Prefiero el papel de regalo y lo de dentro y el lazo de colores. Todo junto. Y el invierno también.
(mimo,
encanto)
Comparto lo que dice V.
Resultan monótonas, pero luego las extrañas.
Abrazos, he tenido unos días a full. Que andes bien!!
Carlosmxax 2.4, por estos lados, misch!!
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