domingo, 13 de septiembre de 2009

Eisberg

Algunos te comparan con el aire, porque transportas sedimentos de cada experiencia que vives, y erosionas a la gente cuando gritas –por lo menos a mí me abofeteas en toda la mejilla al exclamar un simple hasta luego-.
Pero yo creo, al menos esa es a la conclusión que he llegado después de tardes intentando descifrar por qué sigues siendo la incógnita de la ecuación de mi vida, que eres un iceberg. Y no sólo porque eres tan gélido como el hielo, o porque de algún modo, también tienes un comportamiento muy próximo a lo dulce (cuando quieres); sino porque estás polarizado. Todo esto, eléctricamente hablando, por supuesto. Nos fundamentamos en un juego de atracción y de repulsión que puede llegar a límites extremos, por lo que de vez en cuando quebrantas mis sentimientos de cristal. Es cierto en parte, que sueles mostrar tan sólo un 10% de ti en la superficie, y que el 90% tiendes a sumergirlo en el fondo, para que nadie lo encuentre en un descuido. A mí, empero, me vuelve loca la búsqueda del tesoro, sobre todo si se trata de un cofre escondido en los arrecifes de tus entrañas.
Y dirás: “Podrías haberme comparado con un imán, y ahorrarte todo el rollo”. Quizás tengas razón, pero prefiero seguir pensando que eres algo más que un cacho de metal imantado.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues tienes un largo trabajo por delante, para descubrir ese 90% que aún flota bajo la superficie...

Besos.

V dijo...

Supongo que lo fácil y sencillo no es siempre lo más interesante y a veces es mejor complicarnos la vida, para encontrar el porcentaje importante.
Espero que consigas llegar hasta él.
Besos.

V

Azul dijo...

Es ese 90% difícil de encontrar lo que le da razón de ser a partes de nuestra vida o a nuestra vida entera.

Nos leemos

Vanille Galaxy dijo...

Porque quizás el imán es del mismo polo. ¡Muás!

saqysay dijo...

Te espera un arduo trabajo, por decifrar el porcentaje restante...

Por qué seremos tan complicados los seres humanos?...

Un abrazo, suerte!

Betzabé dijo...

Simplemente porque un cacho de metal imantado no esconde sus polos...

Besos, pequeña.

Elena Cardenal dijo...

a veces mostramos solo un 10 % de nosotros mismos, pero quien se empeña, acaba descubriendo el resto. :)

Por cierto, niña, que no te has apuntado a mi concurso de blogs!, aún tienes unos días si te interesa, pero date prisa!!

besos!!

José Luis López Recio dijo...

Hola, soy nuevo aquí y he llegado de casualidad. me ha gustado lo que he encontrado. me hago seguidor de tu blog.
Saludos

Principessa dijo...

Holaaaa!!!

Pues niña tienes que ponerte manos a la obra para descucbrir ese tesoro tan bien escondido... lo cierto es que si algo quieres algo cuesta asi que échale coraje y adelante. Desde aqui yo te deseo muchisima suerte con tu búsqueda!!

¡¡Un besotee!!

Bis dijo...

Tu texto me ha recordado a un viejo amigo, que era un poco iceberg...

Todos escondemos algo bajo la superficie, en mayor o menor medida (hay quien muestra el 90%)

Un saludo!

Dara dijo...

Lo mejor de las personitas-iceberg es que te hacen calarte hasta los huesos pero el paseo por las profundidades puede ser maravilloso.


miau
calentito
(para compensar)