jueves, 30 de abril de 2009

Duracell salinas















Tengo ganas de domesticar el temor a romper el techo de planificaciones cotidianas, de pensar que ya no te quiero, que todo esto es una farsa.
Dejar de ser el aguacero de aguas cambiantes, trepar por la escalera del auto-convencimiento –con los escalones de dos en dos- y no ser una uña carnada que produce dolor a la cutícula más sensible. Decirme a mí misma que soy jodidamente feliz, que el adjetivo sí existe (por mucho que la gente se empeñe en rechazarlo) y que ahora no pierdo el tiempo intentando autorretratarme en unas pocas líneas. Que es la arena de la adolescencia la que me empaña las pupilas, algo pasajero y momentáneo, como la batería de las pilas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Sinceramente no comprendo que deseaste expresar, lo siento, pero siento algo me expresa lo que tus manos escribieron, miedo a ser feliz, a creer que el sueño puede ser real, ojala sea aquello, y no una grieta que se abre en tu corazón.
Cuídate y un beso.
Cuidado con la venganza de los cochinitos^.^

.A dijo...

me gusto mucho el texto...
habra que ponerse las pilas par ser jodidamente feliz

Dara dijo...

Cat tiene unas gafas rojas como esas, y se las pone cuando se hace de noche, para que nadie pueda decir que en la oscuridad todos los gatos son pardos.



¡Miau!

Anónimo dijo...

Como siempre...un texto brillante.
Tendrás que utilizar pilas de las que tardar en gastarse, para ser feliz más tiempo, aunque después de serlo, creo que podrás quitarte las pilas directamente.
Al subir escalones de dos en dos es más fácil caerse, mejor de uno en uno, sin prisas ^^

Besos.

Sara Hurrikane dijo...

¡Qué preciosidad! Me gusta tu ritmo en la prosa, sobre todo la última rima.
Me apunto a tus seguidores. ¡Un beso!