miércoles, 8 de abril de 2009

Cerezos de abril


Giré la vista en una dirección perpendicular al cerezo (de Abajo), y entonces perdí la orientación sin quererlo ni buscarlo.
Fui huyendo paulatinamente, entre piedras y guijarros mojados, con una fina película musgosa. Ninguneando a cualquier viandante que intentara cruzarse con mi mirada, especialmente con la tuya. Intenté alcanzar con la punta de mi pelo un trocito de cielo sideral, pero me era demasiado lejano, y me tuve que conformar con la ilusión fotografiada de que lo conseguía. Soñé en nubes inconsistentes de tiza, retozándome con sus vertientes para desdibujar tu nombre incompleto en cada recodo no invadido por éstas; la aprensión por releerlo una vez más era suficiente para atenazarme y no acabar la última letra.
Las piernas flojeaban por tener que soportarme sobre aquel tronco añoso y desproporcionado, así que seguí balanceándome un rato más, mientras tu recuerdo discurría por la superficie de mi clavícula, y yo intentaba (infructuosamente) desprenderme de él a toda costa, lanzando indirectas a la hierba bañada en rocío primaveral.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Al final el recuerdo sale y acaba estrellándose contra esa hierba bañada por el rocio.

Besos.

Anónimo dijo...

Sacar un recuerdo, y dejarlo en el vació, es sacar el amor que tuviste, es sacar un trozo de tu alma, sin valorar su sufrimiento y pasión, por vivir. Es perder aquella sonrisa que hizo que sintieses que es hermoso estar aquí

Dara dijo...

Los recuerdos que discurren por clavículas son los mejores que hay. A Cat le encantan.



un miau grandote, chica mermelada.

V dijo...

Me baño cada noche en recuerdos, queriendo que unos desaparezcan y otros me vuelvan a alcanzar... pero son solo eso, recuerdos.
Solo permanecerán aquellos importantes, aquellos que el tiempo no puede llevarse.
Conserva esos recuerdos, los que te hayan llenado el alma y hayan hecho de las suyas en tu corazón.

V