miércoles, 5 de diciembre de 2012
Aus Fleisch und Blut
domingo, 18 de noviembre de 2012
In diesem Moment waren wir grenzenlos
domingo, 28 de octubre de 2012
Té con Gavalda
Ich wünsche mir, dass irgendwo jemand auf mich wartet. Das ist doch nicht zu viel verlangt.
domingo, 30 de septiembre de 2012
Geistliche Dämmerung
viernes, 21 de septiembre de 2012
Three summer days
miércoles, 5 de septiembre de 2012
Mondnacht
martes, 31 de julio de 2012
Although our love is waning, let us stand
viernes, 6 de julio de 2012
You won’t be able to go to the Lighthouse
miércoles, 20 de junio de 2012
Hyazinthe
jueves, 7 de junio de 2012
Eterno regreso
martes, 8 de mayo de 2012
Mayo de compota
- Libro: Is that a fish in your ear?, de David Bellos.
- Película: Mi vida sin mí, de Isabel Coixet.
- Música: October trees, de Ron Pope.
viernes, 27 de abril de 2012
Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde
- Libro: Zonas húmedas, de Roche Charlotte.
- Película: La belle personne, de Christophe Honoré.
- Música: Somebody that I used to know, de Gotye.
lunes, 16 de abril de 2012
Take hold on the loam
Los agrestes paisajes se alternaban de vez en cuando con vastos y artificiales prados esmeralda, trayendo a la memoria la Inglaterra de Millet. Mis rubicundas piernas enfundadas en un vaquero desgastado se abrían y cerraban como unos alicates oxidados. Todavía no había aprendido a amar aquellas tierras baldías bajo emblema forjado con años de historia fútil. Y no sabía, por no saber, quién había dispuesto aquellos chopos desnudos sobre las turbias aguas del embalse. Mientras tanto, esponjosas nubes consagraban un cielo azul divino sin ningún dios posible que albergar.Hay gorriones que se mueren de frío en medio de la constante pernoctación. Y solo así, con alas atrofiadas se puede volar un firmamento impedido de su luz. ¿Vas a regresar en mitad de la tormenta palpable o aguardarás hasta que el macilento sueño acuda a mis párpados?
- Libro: Lolita, de Nabokov.
- Película: Barry Lyndon, de Stanley Kubrik
- Música: Isolation, de Joy Division.
lunes, 26 de marzo de 2012
De Hans, para Therese
La húmeda y temprana lluvia empapa nuestros labios como los del joven Elis fueron bañados con el agua del roquedal. El repiquetear de las campanas y el tenue vendaval enternece nuestro aliento, cansado de provenir de unos pulmones calcinados. Junto a la abundante hiedra del desnudo árbol, un elegante cuervo grazna sobre el ángel de mármol. Y el musgo, que todo lo enferma y embellece a su paso, también cubre nuestros párpados y nuestra lengua; nos impide pronunciar nuestros nombres, porque de nada sirven esos vocablos sin epitafio que los acompañe. Es imposible no sucumbir al retumbante silencio alojado en este mausoleo abierto, del mismo modo que no podemos cerrar los dedos sin que las falanges nos crujan como goznes bajo nuestra entumecida y mortecina piel. Las corintias columnas que enmarcan esa sepultura no consiguen ocultar la enfermiza soledad de una carne ya inexistente. Ni siquiera el plomizo cielo que se cierne sobre este viejo cementerio sabe reflejar muy bien de qué viven los muertos.
- Libro: La muerte en Venecia, de Thomas Mann.
- Película: The reader, de Stephen Daldry.
- Música: Matty Groves, de Fairport Convention.
martes, 6 de marzo de 2012
O, wie lange bist, Elis, du verstorben
Yo sé que no había fantasmas en aquella casa. O si los había, es que quizás eran reflejos de un olvido ya absuelto de todo pecado. Aquella incertidumbre descosida de si alguien languidecía sobre las sábanas celestes o si nos desnudábamos sobre el felpudo de la entrada. Y andar desnudos por si por alguna de aquellas la muerte nos asaltaba mientras cruzábamos el umbral de la puerta. Todo era tan leve en aquella casa, que gritar habría parecido descortés. Quizás no estábamos marchitos o derrengados, pero la sangre ya comenzaba a palpitar con menos fuerza, como con miedo a reventar los vasos que las contenían. Y afuera, mientras, los coches con bocinas, los rostros sin facciones y la gris ciudad que respiraba con la dificultad de un gran gigante con pies de cemento. Había una artificial búsqueda de encontrarnos a nosotros mismos entre aquel maremágnum de olas de fuerza imperturbable. Salir al rellano habría sido como andar sobre guijarros de plata, observar el rosicler cielo de mañana habría resultado tan cruel y fatídico como poner un hierro incandescente sobre las pupilas. Pero la promesa de una sonrisa espontánea siempre aguarda latente en los rincones del pasillo que, yo no sé si estarán llenos de fantasmas, pero son como nidos de cuervo.
Recomendaciones de la semana:
- Literatura: Georg Trakl.
- Música: Johnny Flynn.
- Película: Good Bye, Lenin!, de Wolfgang Becker.
domingo, 26 de febrero de 2012
"El deseo de morir es rey"
La verdad que los ojos de mi amor conservan no es sino la certeza de un sol que se enerva cuando el oscuro hálito de la noche amarga los cerezos. He paseado delante de nichos sin nombre cuya piedra ha sido estropeada por el paso del tiempo. Ni los muertos se salvan. Es horrible esto de despertar. Deberíamos fallecer de noche, antes de que el sol nos recuerde que continuará alzándose sin que se lo permitamos, que los oficinistas continuarán cogiendo el metro sin maravillarse con el violeta amanecer que despunta en el horizonte y que la gente continuará dejando que las tumbas sin epitafio perezcan a merced del olvido.
Recomendaciones de la semana:
- Libro: The great Gatsby, de F. Scott Fitzgerald.
- Música: Angeles, de Elliott Smith.
- Película: Never let me go, de Mark Romanek.
domingo, 12 de febrero de 2012
"pasan años que ahuyentan a pequeños años"
Conocíamos cómo los ruiseñores tocaban sonatas antes de que el alba se colase por los entresijos de la persiana. Cada palmo de aquella casa, cada mota de polvo avistable y cada una de las flores que habitaban el invernadero. Recuerdo que era verano porque las rosas comenzaban a secarse, y te ofreciste a ponerlas en un jarrón con agua. “Si han de morir, al menos que estén un par de días bonitas como ningunas”, afirmaste con total convicción. Pero tú en el fondo languidecías, al ver que pronto se morirían. Te eché una carrera hasta el río. Allí donde la putrefacción y la muerte no alcanzan, donde nada es sino un reflejo que evoca el perfecto reflejo de la juventud narcisista que permanece bajo nuestros labios. Tus labios, aquellos que todavía conservaban el rubor de una primavera perezosa de oso pardo. La corriente que nos llevaba, que nos engullía como pequeños insectos; a la deriva y sin más ganas de nadar que las de verte sonreír mientras me salpicabas. El viento acariciaba tus bajos hombros y yo cerraba los ojos. “Vamos a vivir”, me dije. “Vamos a vivir hasta que se nos sequen los dedos de los pies. Hasta que ya no seamos bonitos y el agua no nos siga alimentando”.
Recomendaciones de la semana:
- Libro: Invisible, de Paul Auster.
- Música: Blackberry stone, de Laura Marling.
- Película: One day.
sábado, 4 de febrero de 2012
Der Geschmack von Apfelkernen
Y hoy el cielo está un poco más nublado y las aguas un poco más turbias. Oigo chillar al viento y el motor de los autobuses al pasar. Día tras día, noche tras noche, todo parece sumirse en un otoño gris como el fieltro de mi vieja chaqueta. Mientras tanto, mis pensamientos galopan inquietos entre tormentas de duda que bien podrían servir a Leandro de escena para sus frecuentadas visitas a Hero.
Mi inocencia se pierde por las esquinas de la ciudad, languidece por la suela de mis zapatos. Sé que me marchito, así que báilame el preludio de la muerte y olvídate de traer ramilletes el día de mi funeral. Y hoy, no podría ser más claro que es invierno.
- Libro: On Chesil Beach, de Ian McEwan.
- Música: Dark Paradise, de Lana Del Rey.
- Película: Buffalo 66, de Vincent Gallo.
domingo, 22 de enero de 2012
Mir ist kalt
Y es frío lo que cristaliza en esquirlas esta indisoluble realidad. Es frío lo que conserva un beso así en todas sus propiedades. Pídele al invierno que no deje que la vida se nos caduque. Give me some precious time, lieber Winter.